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Los Angeles

" Los ángeles son a Dios lo que los rayos del sol, a éste.
Dios los creó para que estuvieran a nuestro servicio y nos atendieran.
Su razón de ser es contestar a nuestras oraciones.
Aunque vivamos en el mundo material ellos constituyen el vínculo especial que nos une a Él. Además, cada uno de nosotros tiene en su interior un fragmento de Dios, una chispa divina, que le permite acudir a los ángeles en busca de ayuda, ¡y esperar resultados! "

miércoles, 20 de junio de 2018

Paracelso y los seres elementales

           saralecu

El hombre es un instrumento por el cual los tres mundos - el espiritual, el astral y el Elementario - están obrando. En él hay seres de todos estos mundos, racionales y no racionales, criaturas inteligentes y en inteligencia. Una persona sin conocimiento ni gobierno propio, obra impulsado según la voluntad de estas criaturas; pero el verdadero filósofo obra conforme a la voluntad del Supremo Ser, el Creador, que está en él. Si los amos a quienes el hombre obedece son locos, ellos, sus siervos, también obrarán locamente. Es cierto que cada uno cree que él es el amo y señor y que hace lo que quiere, pero no ve al engañador que esta dentro de él, el cual es su amo, y en quien él mismo viene a ser un engañado. (”De Meteoris.”)
Hay otra clase de espíritus, los Sagane o Espíritus Elementales de la Naturaleza. 

Paracelso dice tocante a sus cuerpos lo siguiente: “Hay dos clases de carne, una que viene de Adán y otra que no viene de Adán. La primera es material y grosera, visible y tangible para nosotros: la otra no es tangible y no está hecha de tierra. Si un hombre que desciende de Adán, quiere pasar por una pared, tiene primero que hacer un agujero en ella; pero un ser que no desciende de Adán, no necesita hacer ningún agujero o puerta, sino que puede pasar por la materia que nos parece sólida, sin causarle ningún daño. Los seres que no han descendido de Adán, lo mismo que los que de él han descendido, están organizados y tienen cuerpos substanciales: pero hay tanta diferencia entre la sustancia que compone sus cuerpos, como la que hay entre la Materia y el Espíritu. Sin embargo, los Elementales no son espíritus, porque tienen carne, sangre y huesos; viven y propagan su especie, comen y hablan, obran y duermen, etcétera, y por consiguiente no pueden propiamente ser llamados “espíritus”. Son seres que ocupan un lugar entre los hombres y los espíritus, pareciéndose a los hombres y mujeres en su organización y forma y pareciéndose a los espíritus en la rapidez de su locomoción. Son seres intermediarios, o Composita, formados de dos partes en una, lo mismo que dos colores mezclados parecerán como un color, no pareciéndose a ninguno de los dos originales. Los Elementales no tienen principios superiores, por lo mismo no son inmortales y cuando mueren, perecen como los animales. Ni el agua ni el fuego puede dañarles, y no pueden ser encerrados en nuestras prisiones materiales. Están, sin embargo sujetos a enfermedades. Sus costumbres, acciones formas, maneras de hablar, etc., no son muy diferentes a las de los seres humanos: pero hay muchísimas variedades, Tienen sólo intelecto animal y son incapaces de desarrollo espiritual. (“Lib. Filos,” II,)
Estos espíritus de la naturaleza no son animales; tienen razón y lenguaje como el hombre; tienen mente, pero no alma espiritual. Esto puede parecer extraño e increíble: pero las posibilidades de la naturaleza no están limitadas por el conocimiento que el hombre tiene de ellas, y la sabiduría de Dios es insondable. Tienen hijos, y éstos son como ellos. El hombre está hecho a la imagen de Dios, y se puede decir que ellos están hechos a la imagen del hombre pero el hombre no es Dios, y los espíritus elementales de la naturaleza no son seres humanos, aunque se parecen al hombre pueden enfermar y mueren como animales. Sus costumbres se parecen a las de los hombres, trabajan y duermen, comen, beben y hacen sus vestidos, y así como el hombre está más cerca de Dios así ellos están más cerca del hombre. (“Lib. Filos” II).
Viven en los cuatro elementos; las Ninfas en el agua, Las Sílfides en el aire, los Pigmeos en la tierra, y las Salamandras en el fuego. Son llamados también Ondinas, Silvestres, Gnomos, Vulcanos, etc. Cada especie se mueve únicamente en el elemento a que pertenece y ninguno de ellos puede salir de su elemento propio, que es para ellos como el aire para nosotros, o el agua para los peces y ninguno de ellos puede vivir en el elemento que pertenece a otra clase. Para cada ser elemental, el elemento en que vive es transparente, invisible y respirable, como la atmósfera lo es para nosotros. 

Las cuatro clases de espíritus de la naturaleza no se relacionan entre sí; los Gnomos no se comunican con las Ondinas o Salamandras ni los Silvestres con ninguna de aquellas. Así como los peces viven en el agua que es su elemento, así cada ser vive en su propio elemento.


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