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Los Angeles

" Los ángeles son a Dios lo que los rayos del sol, a éste.
Dios los creó para que estuvieran a nuestro servicio y nos atendieran.
Su razón de ser es contestar a nuestras oraciones.
Aunque vivamos en el mundo material ellos constituyen el vínculo especial que nos une a Él. Además, cada uno de nosotros tiene en su interior un fragmento de Dios, una chispa divina, que le permite acudir a los ángeles en busca de ayuda, ¡y esperar resultados! "

miércoles, 29 de marzo de 2017

Las Jerarquías Creadoras




Las energías creadoras de las que todas las formas son el producto, primero emitidas como sonido al pronunciarse la "Palabra", pueden considerarse surgidas de una Fuente central y espiritual, representada físicamente por el Sol. En su origen, estas energías tienen una potencia tremenda. Toda la raza de los Dioses, desde los Arcángeles Solares hasta los ángeles planetarios, sirven de algún modo como transformadores eléctricos. Reciben en sí el poder primordial y creador, y como si se tratase de resistencia a su fluido, reducen su "voltaje". Esto pasa de los Dioses Solares a través de sus hermanos menores, un rango tras otro, hasta que llega a los mundos físicos. Allí, con el auxilio de los espíritus de la naturaleza, lanza la materia en formas concebidas por la Mente Creadora. La capacidad del sonido para producir formas tal vez halle a- poyo en las figuras sonoras que pueden formarse mediante las vibraciones de la sustancia que emite un tono musical. Las figuras geométricas se forman, por ejemplo, con arena sobre una lámina de vidrio o metal cuando por el borde se le pasa las cuerdas de un violín. Ernst Florens Friedrich Chladni (1756-1827), físico alemán, produjo figuras acústicas geométricas formadas mediante las líneas nodales en una lámina vibrátil, que se tornaron visibles espolvoreando arena sobre una lámina, que se ubicaba sobre las líneas de menor resistencia. JulesA. Lissajous, científico francés (1822- 80) produjo figuras formadas por curvas debido a la combinación de dos simples movimientos armónicos. Por lo común éstos manifiestan mediante los reflejos sucesivos de un rayo de luz procedente de las puntas de dos diapasones o mediante el trazado mecánico del movimiento resultante de dos péndulos como ocurre en un armonógrafo, o por medio de las varillas de Wheatstone. Lissajous también produjo figuras dadas mediante un diapasón horizontal y otro vertical que vibraban simultáneamente. Las figuras difieren cuando los diapasones están al unísono o en variables diferencias de fases y de notas aparte. Si la capacidad del sonido físico para producir formas puede también atribuirse a energía creadora sonora o a la FuerzaPalabra emitida en los niveles superfísicos, entonces la Doctrina del Logos halla algún apoyo científico. El Orden de los Dioses que así secundan al Logos en el proceso de producción de las formas que evolucionan mediante la presión de la "Palabra", se conoce como los Constructores. Los miembros de los rangos superiores de este Orden -una raza que hinduismo se conoce como los Gandharvas o Dioses de la Música* son conscientes del intento creador, perciben y conocen a los Arquetipos o ideas divinas. Mediante autounificación con la Fuerza-Palabra descendente, en particular con corrientes como las que vibran en frecuencias que son idénticas a las de su propia naturaleza, las amplifican y aumentan consiguientemente su poder productor de formas. Dentro del Orden de 32 los Constructores están las jerarquías que son manifestaciones de esos acordes de la "Palabra" Creadora de la que los Arquetipos y formas son las expresiones. Esta afinidad vibratoria ubica a la jerarquía en particular en su apropiado campo de trabajo como constructores de la forma en los cuatro reinos de la Naturaleza. El oro, por ejemplo, puede considerarse producto físico de la energía creadora que vibra en la frecuencia en la que el oro se manifiesta en términos de fuerza. El oro, como asimismo todas las sustancias, está representado en la "Palabra" Creadora como un acorde, que es la expresión, en términos de sonido, de la idea divina del oro. Esta Fuerza-Palabra es emitida desde la Fuente espiritual y, al chocar contra la materia virgen, mediante los procesos antes descritos, hace que ésta asuma la típica disposición. molecular y la forma cristalina del oro.


martes, 14 de marzo de 2017

Silfos y Elfos : elementales del aire



El nombre de las criaturas Elementales que denominamos silfos es de difícil raíz etimológica, probablemente galorromana y derivada de los sonidos que producían los vientos en las arpas druídicas que, como las eólicas griegas, solían suspenderse colgando de los árboles sagrados, para interpretar una música no humana Estos Espíritus de la Naturaleza se caracterizan por vivir exclusivamente en el aire; son muy difíciles de percibir dada su naturaleza inestable, fluida, dotada de muy veloces movimientos, de tal modo que el investigador debe clavarlos en algo que no se mueva para poder hacer el más somero estudio. Este sistema enfurece a los silfos y les causa dolor. No tanto por la sujeción en sí, sino porque se les priva de movimiento, sin el cual desfallecen y llegan a morir. Es su necesidad constante el correr y trasladarse. Tan solo tienen apariencia humana en su cabeza, pues el resto del cuerpo, de difícil estudio, es parecido a la imagen que tenemos de los ángeles, pero menos apacibles y no siempre con solo dos alas. Tampoco estas alas, en los casos de Elementales del nivel en que los estamos describiendo, son tan blancas, agradables ni emplumadas como las de las imágenes griegas, romanas y cristianas. Estas han sido extraídas de tipos de Elementales superiores de los cuales haremos referencia más adelante. Los elfos, del celta faeries, son Elementales de formas muy bellas y muy pequeñitos. A la manera de mariposas etéreas, viven en las cercanías y en la corola de las flores. Sus cuerpos son antropomorfos y los hay de figuras femeninas o masculinas, aunque ello no tenga estricta relación con su reproducción, pues copian formas humanas. Sus vestidos son a la manera de túnicas cortas y livianas. Sus movimientos constantes son semejantes a los de las abejas cuando liban en las flores. Extremadamente energéticos, tienen grandes poderes curativos aunque en ese tipo de trabajo se extenúan hasta morir. Su radio de acción llega hasta donde lo hace el perfume de la flor. Las flores sin perfume no tienen elfos de este tipo. Son, en algunas de sus variedades, muy afectos a los humanos, sobre todo a los niños y a los que tengan inocencia y sensibilidad artística. La luz los excita y la oscuridad los apacigua. Gustan de los sonidos suaves, de los colores y de la luz reflejada en los espejos no muy pulidos. Sus graciosas figuritas se completan con pequeñas alas parecidas a las de las libélulas y mariposas, pero más hermosas, etéreas y en constante movilidad, a la manera de los colibríes. Unidos de las manos suelen hacer aros de danzas y promueven los encantamientos benéficos. Sus tamaños varían entre un palmo de altura hasta menos de un centímetro. A veces se aquietan, como si durmiesen, en actitudes muy dulces. Otras, parecen estar pensativos u oyendo lo que los humanos no pueden oír. Son la gracia angelical personificada.
   
     

viernes, 10 de marzo de 2017

Distintas razas de hadas



Tipos étnicos. Los tipos predominantes en las diferentes partes del mundo se distinguen fácilmente y son en cierto modo característicos. Pero ¿no puede provenir esta distinción de la persistente influencia de las hadas, que en el transcurso de los siglos han modelado a los hombres, animales y plantas de su vecindad, de suerte que el hada estableció las formas a que inconscientemente se adaptaron los demás reinos? Por ejemplo, no puede darse más señalado contraste que el que existe entre las vivarachas y juguetonas muñequitas de color anaranjado y púrpura, o escarlata y oro, que bailotean por las viñas de Sicilia, y las discretas criaturas verdigrises que se pasean gravemente por los juncales de Bretaña o las bondadosas hadas auri-morenas que frecuentan las montañas de Escocia. En Inglaterra es más común la variedad verde esmeralda, que también he visto en los bosques de Francia y Bélgica, en el Estado norteamericano de Massachusets y en las orillas del Niágara. Las vastas llanuras del país de los dakotas están habitadas por una variedad blanca y negra, que no he visto en ninguna otra parte, y California disfruta de otra variedad muy linda, blanca y oro, que también parece ser única. La especie más común de Australia es muy característica por su admirable y luminoso color azul celeste; pero hay mucha diferencia entre las hadas de Nueva Gales del Sur y Victoria y las de la tropical Tierra de la Reina. Las de este último país se parecen mucho a las de las Indias holandesas. La isla de Java es muy prolífica en estas graciosas criaturas, de las que hay dos distintas variedades, ambas monocromáticas: una color añil con débiles reflejos metálicos, y otra en que aparece toda la gama del amarillo. Son extrañas, pero simpáticas. Una sorprendente variedad local está fastuosamente exornada con alternas rayas verdes y amarillas como una chaqueta deportiva. Esta variedad listada es tal vez peculiar de aquella parte del rojo y amarillo en la península de Malaca, y verde y blanco al otro lado de los Estrechos, en Sumatra. Esta gran isla también disfruta de la posesión de una variedad de hadas de un lindo color de helio tropo pálido, que anteriormente sólo había visto yo en las colinas de Ceilán. La especie habitante en Nueva Zelandia es de azul intenso con motas de plata, mientras que en las islas del mar del Sur se encuentran una variedad de color argentino irisado como una madreperla. En la India hallamos hadas de diversas especies, desde las de color rosado y verde pálido o azul claro y amarillo-verdoso de las montañas del país, hasta las entremezcladas de soberbios colores, casi chillones por su intensidad, que moran en las llanuras. En algunas partes de este maravilloso país, he visto la variedad negro y oro, que es más común en los desiertos africanos, y también otra cuyos individuos parecen estatuitas de refulgente metal carmesí, semejante al latón de los atlantes. Algo parecida a esta última es una curiosa variedad que parece como fundida de bronce bruñido. Habita en la vecindad de los volcanes activos, pues los únicos parajes en donde se la ha visto, son las estribaciones del Vesubio y del Etna, en el interior de lava, las islas Sandwich, el Parque Yellowstone del norte de los Estados Unidos, y en cierta comarca septentrional de Nueva Zelanda. Varios indicios dan a entender que esta variedad es una supervivencia de un tipo primitivo, y representa una especie de eslabón de tránsito entre el gnomo y el hada. En algunos casos, comarcas contiguas resultan estar habitadas por muy distintas clases de espíritus de la naturaleza. Por ejemplo, según ya dijimos, los gnomos de color verde esmeralda son comunes en Bélgica, y sin embargo, a 160 kilómetros de distancia, en Holanda, apenas se ve ni uno de ellos. En cambio, hay una variedad de soberbio color de púrpura oscuro.