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Los Angeles

" Los ángeles son a Dios lo que los rayos del sol, a éste.
Dios los creó para que estuvieran a nuestro servicio y nos atendieran.
Su razón de ser es contestar a nuestras oraciones.
Aunque vivamos en el mundo material ellos constituyen el vínculo especial que nos une a Él. Además, cada uno de nosotros tiene en su interior un fragmento de Dios, una chispa divina, que le permite acudir a los ángeles en busca de ayuda, ¡y esperar resultados! "

lunes, 22 de junio de 2020

La conexión angélica

          How wonderful, all of the clearing and forgiving that you have done over the past will inspire you! Open up your energy, heart, and mind to freely conjure a new idea, project, or creative inspiration. There is a lot to be said for letting go and how it frees up our energy to flow forward. So take some time out today to let the mind wander and the heart saying as you create a new path to move forward on.

Aunque una persona no crea en los ángeles o en casi nada de todo el tema espiritual, las entidades angélicas actuarán continuamente produciendo circunstancias, anécdotas, casualidades, para que pueda desarrollar esa persona su tarea, su misión, como ya se ha explicado. De manera que si nos quedamos con esta idea parece que poco o nada tenemos nosotros que hacer y que todo lo dicho se reduce a dar información pero poco más, pues si todo eso es algo que los ángeles realizan por sí mismos, ¿es que acaso no cuenta nuestra actuación? De eso, precisamente, es de lo que va a tratar el presente capítulo, de la actuación del hombre para favorecer y ayudar la actuación angélica.
¿Qué es la conexión angélica? Podríamos definir la conexión angélica como la conciencia de realidad del tándem, de la unidad que formamos con los ángeles, en especial con el que tenemos asignado: nuestro ángel de la guarda. Por conciencia entendemos aquí el tener certeza de la realidad del reino angélico, de la misma manera que tenemos certeza que tenemos un corazón o un hígado. Ya no se trata de creer por fe, por dogma ni por interés, se trata de asumir que los hombres y los ángeles somos socios y que vamos juntos en el camino de la evolución de nuestros espíritus. Cuando uno lee o estudia un tema de medicina o algo que versa sobre el cuerpo humano y por ejemplo se entera de la importancia que tiene el hígado en su organismo, lógicamente actuará de manera que los actos de su vida no dañen a éste pues sabe que su buen funcionamiento es de capital importancia. Pues bien, hasta ahora lo que se ha intentado explicar es, siguiendo este ejemplo, cómo “funciona el hígado”, ahora se trata de ver qué podemos hacer para que funcione mejor. Hemos dicho que ángel y hombre forman un tándem, pero también se ha visto que la última palabra la tiene el hombre, ya que finalmente es él quien decide lo que hace. Ahora bien la pregunta que uno se formula es: -si formamos sociedad con nuestro ángel y él sabe más que nosotros, ¿por qué no toma el ángel un papel más activo e impone lo que es más bueno para los dos?, ¿acaso no está él mejor preparado?- La razón por la que el ángel no hace eso es porque existe el libre albedrío por parte de los humanos y si interviniera de manera directa lo rompería, pero hay otra razón: el ángel quiere que sea el hombre quien responda y su ventaja es que él no tiene ninguna prisa para que el humano dé los pasos correctos. El ángel sabe que cuenta con toda la eternidad, nosotros no creemos eso. Nuestra impaciencia por lograr las cosas no es más que el resultado de nuestros miedos a que el tiempo se nos acabe, y así vemos la muerte como la caída de telón en la representación de una obra, sin darnos cuenta que en la existencia no hay puntos y aparte, sino que todo son punto y seguido. El ángel no vive en la dimensión tiempo y por lo tanto existe sin prisas pues sabe que en un año, un siglo o en un millón de años, la evolución con su socio humano se producirá. Dicho todo esto ahora la pregunta a formularse sería: ¿cómo se consigue la conexión angélica? Pero de cara a ser prácticos, debe uno antes preguntarse: ¿en qué me va a beneficiar a mí lograr esa conexión? En primer lugar, en que se va a intensificar todo el funcionamiento standard del ángel, vaya, que es como cambiar una conexión de Internet con línea analógica convencional por una ADSL. Así, si hemos visto que la llamada “voz de la conciencia” es producto de la actuación angélica, ahora no será un susurro en nuestra mente lo que nos venga, sino un grito inconfundible. Evidentemente, eso funciona para las situaciones especiales en que precisemos que se nos grite para darnos cuenta de las cosas, y en esas circunstancias la conciencia, manifestada por los ángeles, será ahora inconfundible. Y ¿qué nos permite eso? Pues algo muy importante: ser nosotros mismos. Eso de “ser uno mismo” se usa mucho en psicología y en esoterismo, pero a menudo queda poco definido a que se refiere. De manera que vamos a intentar abordar esa pregunta desde su punto opuesto, es decir, vamos a responder a la pregunta de: ¿cuándo no somos nosotros mismos? En nuestras vidas, todos alguna vez, hemos tenido reacciones de las cuales, después, nos hemos arrepentido. Hemos dicho algo ofensivo a un ser querido, o hemos elevado la voz a quien no se lo merecía o hemos cometido actos que luego lamentamos haber hecho. El ego humano, en estas situaciones, llega a buscarse una justificación racional del tipo: “pero es que...” es decir que se busca una base racional para justificar un acto del que, internamente, no nos sentimos orgullosos. Cuando uno ha gritado a su pareja, a su hijo, a su empleado, o ha tenido reacciones similares, digamos que ha tenido un pronto de genio, en realidad, en estas circunstancias no está siendo ”uno mismo”. Entonces, si uno es un buen padre, ¿por qué grita a sus hijos? Si uno es buen esposo, ¿por qué llega incluso a pegar a su mujer? Porque se deja llevar por las circunstancias de tensión del momento y no escucha a su conciencia que le dice “no grites a tu hijo que es sólo un niño” o cosas parecidas. El ángel malo, que somos nosotros cuando decimos al bueno que se calle, aparece y empiezan los gritos y esas cosas que no son propias de nosotros. Con una autentica conexión angélica eso no pasa, pues la voz de la conciencia sube de tono. Vaya, que se nos avisa antes que podamos decir o hacer algo de lo que posteriormente podemos arrepentirnos. Una de las consecuencias de llegar a ser “nosotros mismos”, y que proporciona la conexión angélica es que nos permite ser más libres.La razón por la que comúnmente se representan a los ángeles con cuerpo de un niño pequeño se debe, precisamente, a que si hay alguien que vive con sus propias normas, son los niños pequeños. Cuando un niño de corta edad, de tres años por ejemplo, pinta algo no se plantea si lo que hace podría mejorarse, si gustará a los demás o no, para el niño su dibujo ¡es perfecto! Y para él refleja a la perfección lo que quiere representar aunque para los adultos sean rayas o manchas de colores. El niño es libre y se valora con su propio patrón. Incluso si se hace sus necesidades encima no tiene vergüenza alguna, porque lo normal, para él, es hacérselas. Será luego, cuando crezca y la sociedad le imponga normas, cuando irá perdiendo libertad, pero los niños en su más tierna infancia son libres y eso es lo que quiere representar la imagen del ángel como niño con mofletes y alitas a la espalda. Pero la conexión angélica va mucho más allá de subir el tono con el que nos habla la conciencia. Como se ha dicho las circunstancias que nos pasan en la vida tienen una razón, un porqué. Sin embargo, ocurre que a menudo ese porqué no lo vemos, no lo podemos entender y sólo pasado el tiempo nos percatamos de la razón, aunque quizás sea ya demasiado tarde. Pues bien, la conexión angélica nos permite pasar de la idea de “todo lo que ocurre es por alguna razón” a la de “haz que haya una razón a todo lo que te ocurra”. Y esto es de vital importancia para no vernos afligidos por las circunstancias de la vida. A veces, cuando realizamos un trabajo, nos puede parecer que todo está bien, pero sin embargo sentimos internamente una cierta desconfianza, algo dentro nuestro parece decirnos -cuidado que esto está mal- Si hacemos caso a ese aviso y revisamos la labor muchas veces vemos pequeños fallos que a primera vista parecían no estar, y el haber llevado a cabo la corrección a tiempo resulta de vital importancia. Ése, es un caso de aviso angélico por el uso de la intuición. Pues bien, el lograr la conexión angélica potencia este tipo de intuiciones.La conexión angélica en sí misma no cambia nada, no nos arregla la vida, pues la vida la hemos de arreglar nosotros mismos, pero sí que nos permite entender y dirigir la vida para que todo sea más fluido, comprensible y fácil. Al respecto hay que decir algo similar de todo lo que se refiere al Plano Espiritual. La espiritualidad, la creencia en los ángeles, en los Maestros, en los Santos, en una religión, o en lo que sea, es un condimento para la vida, una forma de vivir, pero no la suplantación misma de la vida. . Si pudiéramos saber cual es nuestra “misión”, al menos nuestra vida tendría un guión más marcado ¿no? Pues la conexión angélica facilita, casi revela, esa misión. Cuando se tiene esa conexión no hay duda sobre lo que debemos hacer.

La percepción de los ángeles.

Hemos dicho ya que los ángeles no se pueden ver y también hemos dicho las razones, que no son otras que por el tipo de trabajo que tienen que realizar. Ahora bien, en el proceso final de la conexión angélica, cuando todos los puntos anteriores ya se han cumplido o de alguna manera ya están en marcha, nos puede resultar posible, y digo puede en sentido condicional, percibir la presencia de ángeles, en especial del nuestro. No nos estamos refiriendo a que de repente aparezcan en tres dimensiones, delante de nuestros ojos, como lo está la pantalla de mi ordenador, no, no es eso. Lo que queremos decir es que el ángel, y ahora singularizamos, establece con nosotros una especie de código que nos permite detectar su presencia. Esa presencia es de forma sutil, pueden ser luces que se mueven frente a lo que miramos, colores, sensaciones en nuestro cuerpo, palabras que oímos sin que haya nadie a nuestro alrededor o un olor o sabor característico en nuestro paladar. La presencia de estos signos dependerá de la persona y del ángel correspondiente, es decir del tándem que se trate, pero sí que tienen todas las manifestaciones angélicas una característica común: son extremadamente agradables. Para los que tienen la conexión por visualización de luces estas serán de bellos colores, mientras que cuando la conexión sea por el paladar el gusto es realmente exquisito, tanto que en ciertos momentos llega a paralizar la actividad que se está haciendo. De esta manera, con esta manifestación, tenemos la certeza interna absoluta que no estamos solos. Los ángeles se manifiestan cuando lo creen conveniente. Las “apariciones” dependen de su voluntad. Se comunicarán con usted, sí, pero no cuando usted lo espere sino cuando ellos lo consideren oportuno. Esta forma de funcionar es típica del Plano Espiritual y hasta los santos más santos la vivieron así. Los momentos de éxtasis de los místicos no eran elegidos exactamente por ellos, lo que sí que estaban estos era preparados para el momento, pero nunca es el hombre el que “obliga” a un ángel, nunca, por más perfecto que el humano sea.
Pues si logramos conectar plenamente con nuestro ángel, la ecuación siempre tendrá sentido y nunca estará vacía, o dicho de otra manera, nos bastaremos a nosotros mismos para ser felices en la vida. Ya nunca nos sentiremos solos, nunca; pues tenemos a nuestro ángel. Se trata pues, por nuestra propia felicidad, de movernos hasta hacer que nuestro ser y nuestro ángel se integren hasta fundirse en una misma unidad. Y para ello hay que alcanzar esta conexión angélica.